Nuevas estrategias en el diagnóstico y control de enfermedades subclínicas:

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escrito por Redacción Infopork

 La Rinitis Atrófica (RA) es una enfermedad de los porcinos producida por cepas toxigénicas de Bordetella bronchyseptica (Bb) y Pasteurella multocida (Pm) (biotipos A y D), en sus formas regresiva y progresiva respectivamente (de Jong, 2006). Los lechones pueden infectarse en la maternidad o después del destete, lo que condiciona la edad en la cual se puede manifestar la enfermedad, y el tiempo en el cual se debe implementar el tratamiento para su control. 
Si bien es una enfermedad descripta en nuestro país hace más de 50 años, desde la aparición de los sistemas confinados ha sido cada vez menos diagnosticada, a tal punto que nuestro país es de los pocos en el mundo que no cuenta con vacunas para su control.
La enfermedad afecta a animales jóvenes, dependiendo del momento en que se infectan y los signos que la caracterizan son estornudos, secreciones nasales, epistaxis, conjuntivitis y disminución de la ganancia diaria de peso entre 20 a 80gr/día. Sin embargo, el bajo número de granjas con diagnóstico de RA, se puede deber a su presentación en forma subclínica y de curso crónico (Pedersen y col., 1988). El diagnóstico se realiza a partir de los signos clínicos, el aislamiento bacteriano y los hallazgos patológicos, principalmente observados en cortes transversales de la trompa de cerdos a nivel del 2do premolar. 
En general, los sistemas de monitoreo de enfermedades en una población se basan principalmente en la detección de anticuerpos específicos mediante técnicas serológicas, y/o la observación de lesiones compatibles en animales en matadero. Estos sistemas no son buenos indicadores para diseñar estrategias de control, ya que no nos brindan información precisa de la dinámica de la enfermedad dentro de la granja.
En un trabajo realizado por el Grupo de Salud Porcina de la Universidad Nacional de Río Cuarto, en una granja de 3 sitios con mas de 4.000 madres, se implementó una metodología diagnostica basada en un monitoreo clínico y bacteriológico para evaluar el comportamiento de la enfermedad dentro de una población. El trabajo consistió en un monitoreo transversal de los animales a los 10, 24, 36, 46, 60, 75, 90, 100 y 120 días de vida, en 3 cohortes consecutivas. En cada edad se anotaron la cantidad de animales con estornudo y se tomaron hisopados nasales de un número representativo de animales. Por último se realizó el monitoreo patológico de lesiones en los cornetes nasales de los cerdos, a partir del corte transversal de la trompa a nivel del 2do premolar (Martins y col., 1985).
Como resultado de ese trabajo se determinó la dinámica de la enfermedad dentro de la granja (grafico 1).

Gráfico 1: Porcentaje de cerdos positivos al aislamiento (A) de Bb y Pm; y porcentaje de cerdos con estornudo durante el monitoreo clínico (MC), según edad de los animales expresada en días. 

En el monitoreo patológico en matadero, el 72,2% de los cerdos presentó algún grado de lesión en los cornetes. Además, el 45,6% del total de los animales presentó algún grado de desviación de tabique.
De este trabajo se desprende que, si bien el máximo nivel de infección de animales por Bb y Pm se da entre los 46 y 60 días de vida, se han encontraron animales infectados por Bb a partir de los 24 días de vida.
El comportamiento de las curvas de infección para cada patógeno tiene correspondencia con la aparición de sintomatología clínica (estornudo), aunque los niveles máximos de infección por Bb (80%) y Pm (30%) son muy superiores al nivel máximo de estornudo en la población a los 60 días (8%). Esto nos indica que la mayoría de los animales infectados no manifiestan sintomatología clínica evidente, lo que coincide con lo planteado por Pedersen y col. (1988), y puede ser el causal de las fallas de diagnóstico clínico de los veterinarios a campo, lo que llevaría a subestimar la importancia de la enfermedad.
El monitoreo patológico en frigorífico permitió conocer el porcentaje de animales que presentaban lesión de cornetes (72,2%), que parecería ser un buen indicativo de los niveles de infección por Bb en la población de la granja (80%), detectado por el monitoreo bacteriológico, lo que reforzaría nuestra idea de la importancia subclínica de la enfermedad.
Por otro lado, la aplicación de este sistema de monitoreo permitió determinar el momento en el cual los animales comenzaban a infectarse (24 días), lo que ayuda al diseño de un programa de control a partir del uso de antibióticos, recomendado al destete; así como en el momento de la re infección que se dio después de los 90 días.
La disminución de los índices productivos en casos de enfermedades de curso subclínico, es una de las principales causas de perdidas económicas en los sistemas de producción intensiva.
 Esto realza la importancia de la implementación de sistemas de monitoreo de este tipo de enfermedades, que permitan cuantificar su impacto en los sistemas productivos. Este sistema de monitoreo conjunto, permite conocer la dinámica de las infecciones subclínicas en la granja, cuantificando la importancia de la enfermedad en la población, sobre todo para aquellas granjas donde la manifestación de síntomas compatibles con RA es baja.
Todo esto nos lleva a pensar que este tipo de sistema es mas útil y sensible que el viejo sistema de monitoreo serológico. 
 REFERENCIAS
-Martins E. y col., EMBRAPA–CNPSA, C.T. 93. 1985.
-de Jong M.F. En: Disease of Swine. 9ª ed. 2006.
-Pedersen K.B. y col. Vet. Rec. 1988.

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