¿Cuántos lechones debe producir una cerda a lo largo de la vida?

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escrito por Germán Piquer

Para hacer que la porcicultura se convierta en un negocio cada vez más rentable, elevar la productividad debe ser la meta permanente de las granjas. Así como una industria consigue definir la capacidad instalada de su planta estableciendo la cantidad de productos que sus equipos son capaces de generar, las granjas pueden (¡y deben!) prever cuántos lechones sus cerdas son capaces de producir.

La definición de esa meta, no obstante, aún representa un gran reto para los gestores de las granjas, especialmente porque no está claro un tema de índole práctico: ¿cuántos lechones debe producir una cerda a lo largo de la vida? El primer paso para obtener esa respuesta es buscar información con la empresa de genética, ya que ésta consigue estimar la cantidad máxima de lechones que las cerdas de esa línea son capaces de producir.

Esa es la cifra que se debe tratar de alcanzar y que, en conjunto con otros factores, indicará el máximo potencial productivo de la granja. Buscar ese potencial exige que se dejen de analizar indicadores de forma aislada, dirigiendo la mirada hacia el rendimiento de las cerdas y su impacto en la producción como un todo. Muchas veces los productores se preocupan por alcanzar un buen índice de destetados por hembra al año y una buena tasa de retención hasta el tercer parto. Pero, al descartar una cerda no cuestionan cuándo produjo a lo largo de toda la vida útil. ¿Será que se alcanzó todo el potencial genético? Si el animal podría haber generado 100 lechones durante el periodo en que estuvo en la finca, pero en el momento del descarte se observa que generó 40 o 50, por ejemplo, significa que hubo un desperdicio considerable.

La diferencia entre lo que cada cerda podría haber producido y lo que efectivamente produjo equivale a una pérdida monetaria. Cuando se sabe exactamente cuál es el potencial de producción de una cerda durante toda su vida útil, se vuelve más fácil identificar los puntos de desperdicio. Puede ser que la cerda haya producido menos debido a problemas relativos a una baja tasa de parición, a descarte anticipado, a la alta tasa de mortalidad, etc.

El análisis de esos y otros indicadores tiene sentido cuándo se conoce la meta que se desea alcanzar. Tomando como base la previsión sobre el rendimiento de la línea genética y considerando la infraestructura disponible, incluyendo mano de obra e instalaciones, se podrá prever el máximo potencial productivo de las cerdas, bien como la cantidad de lechones que deberán producir durante su vida y, al mismo tiempo, establecer metas para alcanzarlo.

Si el objetivo es siempre buscar el menor costo con desperdicio cero, el equipo debe trabajar para que todas las cerdas produzcan lo máximo, ya que hembras improductivas conllevan merma de la rentabilidad. Además, es necesario analizar el rendimiento de las cerdas de forma más amplia para poder identificar mejor cuál es el desperdicio de cada una, en otras palabras, cuánto se deja de ganar con ese animal. Esa visión más amplia es fundamental para implantar el Pensamiento+1 en la finca y combatir el desperdicio, eliminando por completo ese gran enemigo de la porcicultura.

Fuente : Agriness.

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