Nuevo mecanismo para analizar el nivel de estrés en los cerdos

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escrito por Germán Piquer

En el sector porcino hay una creciente preocupación por el Bienestar Animal, buscándose cada vez más alternativas para minimizar el sufrimiento y el estrés de los cerdos, tanto durante su crecimiento como en el momento del sacrificio.

Pero para poder crear e implementar nuevas medidas, primero se ha de determinar cuál es el nivel de sufrimiento de los animales. Si bien la observación directa del comportamiento de los animales puede dar una idea del nivel de bienestar de los animales, es necesario establecer métodos objetivos y cuantificables, que permitan comprobar la validez de las medidas propuestas, para que sean aplicables de forma global.

Uno de los indicadores más fiables y objetivos del estrés es el nivel de cortisol, ya que la liberación de esta hormona se produce como consecuencia de la activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (eje HPA) en respuesta a un estímulo percibido como amenaza.

La detección de esta hormona en distintas muestras proporciona información sobre el nivel de estrés del animal a corto (muestras de sangre, saliva y leche), medio (orina y heces) y plazo (pelo), por lo que permite la evaluación del estrés agudo y crónico.

Para analizar el nivel de cortisol en las muestras, el ELISA y los ensayos inmunoenzimáticos son las técnicas aplicadas con mayor frecuencia.

A pesar de que conocer el nivel de cortisol a corto plazo tiene su utilidad -por ejemplo para evaluar el nivel de estrés en el matadero-, en el caso de recoger muestras de sangre los resultados pueden verse alterados por el estrés asociado a la propia extracción, por lo que podría no ser del todo representativo.

Por otra parte, conocer el nivel de estrés crónico tiene un gran valor a nivel de la granja, ya que permite evaluar la situación a lo largo de todo el ciclo productivo, pudiendo detectar en qué puntos es necesario hacer mejoras y poder evaluar posteriormente la eficacia de las medidas implementadas.

A este respecto, la medición del cortisol en el pelo sería un buen método no-invasivo para evaluar el estrés crónico de los animales, ya que esta hormona se incorpora al pelo, siempre y cuando se excluya de el folículo piloso de la muestra, ya que este podría contener sangre circulante con cortisol asociado a un estrés agudo.

Este sistema tendría la ventaja adicional de que los resultados no se verían afectadas por el estrés puntual, la posibilidad de almacenar las muestras a temperatura ambiente, y la gran estabilidad de las concentraciones de cortisol dentro del mismo individuo.

Sin embargo, este método necesitará de una validación específica para la especie porcina, debido a las fluctuaciones en el ritmo de secreción del cortisol y en la tolerancia al estrés, y se deberá tener en cuenta que puede haber variaciones asociadas al color y el crecimiento del pelo, la edad y sexo del animal y al entorno.

A este respecto, investigadores de la UAB han llevado a cabo un estudio sobre la utilidad de la detección del cortisol en pelo como indicador de estrés.

Se recogieron muestras de pelo de las regiones craneodorsal y dorsolumbar de cerdos a las 8 (primera medición) y 12 semanas (segunda medición) de edad, sometidos a estrés mediante la remezcla semanal de los grupos.

Como resultado del estudio, se comprobó que efectivamente se puede detectar el incremento en los niveles de cortisol en el pelo. Al comparar el nivel de cortisol entre la primera y la segunda medición, siempre fue mayor en esta última, por lo que se deduce que la concentración de cortisol del pelo es directamente proporcional al nivel de estrés del animal.

Autores:  Casal, N., Manteca, X., Peña L, R., Bassols, A. and Fàbrega
Fuente: www.porcino.info
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