Efecto del enriquecimiento ambiental en el bienestar de los cerdos de engorde

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escrito por Germán Piquer

Autores: Ricard Carreras, Eva Mainau, Laura Arroyo, Xenia Moles, Joel González, Anna Bassols, Antoni Dalmau, Xavier Manteca y Antonio Velarde
Publicado por Revista Suis (abril de 2017)

Evaluar el estado emocional de los animales es uno de los desafíos más importantes para la comunidad científica que estudia el bienestar animal. Los animales no expresan verbalmente sus emociones, por lo que algunos grupos de investigación han propuesto medidas fisiológicas y de comportamiento para evaluarlas. Aunque estas medidas proporcionan mucha información, el componente cognitivo también debería considerarse en la evaluación del estado emocional (Paul y col., 2005). El término “sesgo cognitivo” engloba los efectos del estado emocional sobre los procesos cognitivos (Mendl y col., 2009), y podría resumirse a grosso modo en ver el vaso de agua medio lleno o medio vacío. Es decir, ante una situación objetivamente neutra (un vaso con un 50 % de agua) hay individuos que perciben esa situación como negativa (está casi vacío) y otros como positiva (está casi lleno). Estudios en humanos sostienen que el estado emocional puede afectar a procesos cognitivos como la atención, la memoria o el juicio. Harding y col. (2004) fueron los primeros en publicar el efecto del estado emocional en la toma de decisiones usando el test de sesgo cognitivo (TSC) en animales. Demostraron que ratas en entornos impredecibles (estado de estrés o depresión medios) percibían los estímulos ambiguos de una forma más negativa que las expuestas a entornos predecibles (menos estresantes). Tras este, siguieron estudios en otras especies que abordaban cuestiones similares (Gygax, 2014), y uno de los tratamientos más utilizados como causante del sesgo fue la modificación de las condiciones de alojamiento de los animales.

Entre los factores relacionados con las condiciones de alojamiento, se ha descrito que enriquecer los corrales con paja puede tener un efecto positivo en el bienestar de los animales (De Jong y col., 1998) y que el tipo y características de suelo tienen un efecto sobre los patrones de la conducta y las lesiones en la canal y la salud de los cerdos (Kilbride y col., 2009). Por ejemplo, cerdos que se alojan en corrales con suelos emparrillados dedican menos tiempo a explorar y hozar, y redirigen este comportamiento hacia otros elementos del corral o sus compañeros (Averós y col., 2010).
La densidad elevada de animales en los corrales también puede afectar negativamente al bienestar, según indicadores fisiológicos y de comportamiento (Averós y col., 2010); es bien conocido que se trata de un factor de riesgo para la mordedura de colas en cerdos (Moinard y col., 2003).

La evaluación cualitativa del comportamiento (ECC) se basa en 20 descriptores del tipo “relajado”, “tenso”, “frustrado” o “activo” que combinados ofrecen una idea cualitativa del estado emocional de los animales. Esta técnica tiene una elevada fiabilidad inter e intraobservador demostrada, y correlaciona bien con otras medidas de bienestar (Rousing y Wemelsfelder, 2006). Temple y col. (2011) descubrieron que los cerdos ibéricos en extensivo presentaban mejor estado emocional que aquellos en condiciones intensivas.

Se considera que los animales en ambientes pobres tienen concentraciones de cortisol sérico superiores a los alojados en ambientes enriquecidos, ya que los primeros estarían expuestos a situaciones más estresantes (Möst y Plame, 2002). Sin embargo, existe disparidad en la bibliografía sobre este hecho, entre otras cosas porque el cortisol sanguíneo se puede ver afectado por otros muchos factores como la actividad física, la temperatura y su propio ciclo circadiano, lo que a veces complica mucho la interpretación de este indicador.

El objetivo del presente estudio fue evaluar el efecto que tiene un ambiente enriquecido sobre el estado emocional, medido a partir del TSC, ECC, concentración sérica de cortisol y número de lesiones en la canal.

MATERIAL Y MÉTODOS

Animales e instalaciones

Se utilizaron 44 cerdas de ocho semanas de edad provenientes de la misma granja comercial, cruce de Large White × Landrace con Pietrain. Los animales se alojaron en las instalaciones del IRTA (Monells), en cuatro corrales de 11 animales cada uno. Durante las primeras siete semanas las condiciones de alojamiento fueron las mismas: corrales con el suelo emparrillado y una disponibilidad de espacio de 1,2 m2/cerdo. A partir de la octava semana, en dos de los corrales se mantuvo la densidad, se cambió el suelo a continuo y se añadieron 700 g de paja troceada cada 2 o 3 días, lo que proporcionaba un ambiente enriquecido (AE). En los otros dos corrales se disminuyó la disponibilidad de espacio a 0,7 m2/cerdo y se mantuvo el suelo emparrillado, lo que proporcionaba un ambiente no enriquecido (AN). Durante el experimento los animales tenían luz natural y una temperatura ambiente de 22 ± 3 °C. Cada corral disponía de un bebedero metálico de cazoleta con chupete y un comedero de hormigón con espacio para cuatro cerdos. Durante el estudio la disponibilidad de comida y agua fue ad libitum y se inspeccionaba a los animales diariamente. A las 23 semanas se transportó a los cerdos al matadero experimental de IRTA (a 1,2 km de la granja), donde se descargaron manteniendo los grupos de los corrales de origen. Se aturdió a los animales con la exposición a 90 % de CO2 durante 3 min antes del degollado. El estudio fue aprobado por el Comité Institucional de Cuidado y Uso de Animales de IRTA.

Test de sesgo cognitivo (TSC)

El TSC se hizo en una sala anexa a los corrales. Para acostumbrarlos a la sala de la prueba (4,7 m × 6,7 m) se llevaron a cabo sesiones de habituación en las que los animales permanecían en la sala 1 hora. Seguidamente se realizaron 44 sesiones de entrenamiento, mitad con recompensa, mitad con castigo. Para las sesiones con recompensa se colocó un comedero con manzanas en un extremo del corral y se dibujó una línea a una distancia de un metro alrededor (figura 1). La mitad de los animales tenía el comedero en el extremo izquierdo del corral y la otra mitad en el derecho. En las sesiones de entrenamiento con castigo el comedero se encontraba en el extremo opuesto (figura 1) al de la sesión con recompensa. En este caso los animales no recibían manzanas, sino aire a presión en la cabeza cuando las extremidades delanteras cruzaban la línea dibujada alrededor del comedero. Las sesiones de entrenamiento finalizaban 30 s después de que el cerdo cruzara con las extremidades delanteras la línea alrededor del comedero, o 90 s después de entrar en la sala, en el caso de que no cruzara la línea. Cada cerdo se sometía a dos sesiones de recompensa y dos de castigo por día. En cada una se anotó el tiempo que el animal tardaba en cruzar la línea. Los que no aprendieron a discriminar entre recompensa y castigo fueron retirados del estudio; se consideró que no habían aprendido cuando el promedio del tiempo en cruzar la línea en las dos últimas sesiones de recompensa era igual o superior al promedio de las dos últimas sesiones de castigo. A continuación se procedió con el TSC. Se realizaron tres, alrededor del momento de instauración del enriquecimiento ambiental: una semana antes, una semana después y cinco semanas después.
Durante el TSC, cuando el animal entraba en la sala de la prueba, se encontraba con un comedero en una posición intermedia entre la de recompensa y de castigo; en una situación central o ambigua (figura 1). El TSC también terminaba 30 s después de cruzar la línea alrededor del comedero o 90 s después de entrar en la sala del test, en el caso de que no cruzaran la línea. Se anotó el tiempo que cada cerdo tardaba en cruzar la línea alrededor del comedero.

Evaluación cualitativa de comportamiento (ECC)

Se realizó una evaluación cualitativa de comportamiento a los 3 días después de cada TSC (ECC1, ECC2 y ECC3), siguiendo el protocolo de Welfare Quality (2009). Una persona entrenada observaba a los animales de cada corral durante 10 min y evaluaba en una escala de 125 mm el estado de los animales para cada uno de los 20 términos de comportamiento indicados: activo, relajado, asustado, agitado, calmado, satisfecho, tenso, distraído, frustrado, sociable, aburrido, juguetón, positivamente ocupado, apático, animado, indiferente, apagado, contento y angustiado. Con los valores de cada término y usando la fórmula descrita en el protocolo de Welfare Quality (2009) se obtuvo un valor global de ECC para cada corral. Cuanto mayor es este valor, más positivo es el estado emocional general de los animales.

Análisis de la concentración de cortisol sérico

Se tomaron muestras de suero 4 días después de cada TSC (S1, S2 y S3) y en el matadero (S4), a las 9 de la mañana y mediante punción en la vena cava. Las concentraciones de cortisol se obtuvieron con kits comerciales de ELISA.

Lesiones en la canal

El número de lesiones en la canal se evaluó con el protocolo de Welfare Quality (2009), en el que se consideraron cinco regiones anatómicas (orejas, tercio anterior, tercio medio, tercio posterior y extremidades) en un lado de la canal. Se adjudicó un valor a cada canal: 0 (menos de 2 lesiones en cada una de las regiones), 1 (de 2 a 10 lesiones en al menos una región) o 2 (más de 10 lesiones en al menos una región).

Análisis estadístico

El análisis estadístico se realizó con el software SAS V9.2. Cada medida se analizó mediante el procedimiento GLINMIX. En todos los modelos la unidad experimental fue el cerdo, excepto en la ECC, en la que se introdujo el corral. Los principales efectos fijos fueron el tratamiento (AE frente a AN), el momento de la obtención de la medida y su interacción. Los resultados de las distintas medidas obtenidos antes de aplicar las condiciones de enriquecimiento fueron utilizados como covariables.

RESULTADOS

A partir de la cuarta sesión de entrenamiento el tiempo en cruzar la línea alrededor del comedero fue inferior en las sesiones de recompensa respecto a las de castigo. Esto indica que a partir de este momento los animales aprendían a diferenciar entre los dos estímulos. Sin embargo, 3 de los 44 cerdos fueron incapaces de aprender y fueron excluidos del estudio.
No se observaron diferencias significativas en el tiempo en cruzar la línea alrededor del comedero en ninguno de los tres TSC entre AE y AN (TSC1: 14,88 ± 3,32 s en AE frente a 20,50 ± 4,08 s en AN; TSC2: 16,83 ± 3,13 s en AE frente a 20,38 ± 3,54 s en AN; TSC3: 22,11 ± 3,60 s en AE frente a 24,58 ± 3,76 s en AN; p>0,05).
Los promedios de las puntuaciones de la ECC y de las concentraciones de cortisol sérico de cada grupo muestran en las tablas 1 y 2, respectivamente.
Los animales en AE presentaron menor número de lesiones en la canal que los animales en AN (0,82 ± 0,12 frente a 1,18 ± 0,12; p<0,05).

A la izquierda, sesión de entrenamiento con recompensa (comedero con manzanas). A la derecha, sesión de entrenamiento con castigo (comedero sin manzanas y con aire a presión). En el centro, test de sesgo cognitivo (comedero en una situación intermedia).

DISCUSIÓN

Los resultados muestran que los cerdos aprendieron a discriminar entre los estímulos de recompensa y castigo a partir de la cuarta sesión, y fueron más rápidos que en estudios anteriores en las mismas instalaciones (Carreras y col., 2015, 2016). La introducción del aire a presión como castigo puede haber acelerado el proceso de aprendizaje y aumentado la eficiencia del TSC. Por otra parte, el número de animales excluidos por su incapacidad para aprender fue menor que en estudios previos (Carreras y col., 2015, 2016). Una posible explicación es que, a diferencia de dichos estudios, los animales se sometieron a un número mayor de sesiones de entrenamiento. No obstante, no se encontraron diferencias entre AE y AN en el tiempo que los animales tardaban en cruzar la línea alrededor del comedero. Estos resultados se contradicen con estudios (Douglas y col., 2012) que encontraron que los animales AE presentaban un sesgo cognitivo más positivo cuando se comparaban con animales AN. Una posible explicación podría ser que el TSC utilizado en este estudio no es válido o suficientemente sensible para evaluar las diferencias emocionales de los animales en ambientes diferentes.

Tabla 1. Puntuaciones de la evaluación cualitativa de comportamiento (ECC) (promedio ± error estándar) de los animales en ambiente enriquecido (AE) y en ambiente no enriquecido (AN) en cada uno de los tres ECC realizados.

Tabla 2. Concentraciones de cortisol sérico (promedio ± error estándar; en ng/ml) de los animales en ambiente enriquecido (AE) y en ambiente no enriquecido (AN) en cada una de las muestras recogidas.

Como era de esperar, los cerdos AE obtuvieron mejor puntuación en ECC2 y ECC3 que los AN. Temple y col. (2011) describieron que los cerdos ibéricos en extensivo tenían una mejor puntuación de la ECC que en condiciones intensivas. Así, los resultados de ambos estudios sugieren que la ECC en cerdos tiene capacidad discriminatoria con relación a diferentes condiciones ambientales. No obstante, faltan más estudios que permitan discernir el efecto del propio observador en esas condiciones ambientales y hasta qué punto las evaluaciones vienen determinadas por el estado anímico de los evaluadores y no de los evaluados (Wemelsfelder y col., 2009).

El grupo AE obtuvo menor concentración sérica de cortisol en S2 y S3 que el AN; resultados que coinciden con los de Janssens y col. (1994). Los cerdos con mayor disponibilidad de espacio, al no competir por el mismo, tienen menor nivel de estrés (Anil y col., 2007) y por ello se reducen los comportamientos agresivos. Además, el acceso a la paja permite a los cerdos hozar, un comportamiento natural propio de su especie que ayuda a reducir problemas de comportamientos redirigidos como las mordeduras de cola (EFSA, 2007).

El número de lesiones en la canal también fue superior en los animales AN. Investigaciones previas también observaron un mayor número de lesiones en cerdos confinados en densidades elevadas (Janssens y col., 1994). Anil y col. (2007) describieron dos razones probables para un mayor número de heridas cuando el espacio es reducido: competición por el espacio para descansar y competición por el acceso al comedero aunque tengan comida ad libitum.

CONCLUSIONES

Los cerdos con enriquecimiento ambiental tuvieron mejores resultados en la evaluación cualitativa del comportamiento, concentraciones más bajas de cortisol y menor número de heridas en la canal, lo que sugiere que dicho enriquecimiento mejora el bienestar animal. No obstante, no se obtuvieron diferencias con el test de sesgo cognitivo, algo que podría deberse a que esta técnica no es válida o suficientemente sensible para evaluar el efecto de las condiciones de alojamiento sobre el estado emocional.

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